23 mayo, 2006

Cap. 4: UNA VISITA INESPERADA

Cierta noche desperté de un sueño intranquilo para encontrar sentados a los pies de mi cama a dos sujetos de aspecto porfiado y mezquino. Ambos vestían saco, guantes, corbata, sombrero y anteojos negros; y podría decir que eran idénticos (como una cucaracha es idéntica a otra), si no fuese porque uno era corto y macizo, y el otro alto y delgado como una antena. Este último dijo:
"Sos un listillo ¿no Mac? Un tipo vivo ¿eh? Un hombre de genio. Es un hombre de genio ¿no?", y golpeó con el codo al más gordo, que parecía dormitar y que después de unos instantes confirmó, "De genio, sí... muy listo".
"Creo que ya fuiste... digamos... incentivado... para hacer un blog..."
"Incentivado, sí... blog...", apoyó el gordo.[Ver 'posts' anteriores]
"Y creo que sabés que hay que hacerlo... digamos... ¿Cuál es la palabra?..."
"Raudamente...", dijo el otro.
"Eso... 'raudalente'. ¿Y sabés qué significa 'raudalente'? ¿Sabés...? Que al jefe no le gustan los lentos".
Eso les pareció muy gracioso y los dos se quebraron en una risa que parecía esa tos inventada por las infecciones pulmonares.
"Al jefe no le gusta esperar", siguió el alto. "Se pone inquieto cuando espera, se pone ansioso, empieza a cortar dedos, sí. Tiene que ser un blog exitoso. Muchas visitas diarias".
"¿Cien? ¿Cientoveinte?", arriesgué.
"Cincuenta mil. Cien mil", dijo el alto.
"Mínimo", dijo el otro.
"Queremos un lugar donde publicitar nuestros... ¿cómo llamarlos?..."
"¿Productos?", pregunté.
"Manufacturas", dijo uno.
"Manufacturas", confirmó el otro.
"¿Y cómo hago para que cien mil personas visiten el blog cada día?", pregunté.
"Ese es tu... problema... Sos un vivo ¿no?... Sos un tipo vivo ¿no?"
"¿Pornografía?", pregunté. Se miraron.
"Al jefe no le gusta la pr..., la pro..., la sicalipsis...", dijo uno.
"Ni la concuspiscencia", dijo el otro.
"Al jefe le gusta ser sorprendido... digamos... gratamente".
"Cuando es sorprendido... ingratamente ¿Qué ocurre entonces, Mac?". Insistían en llamarme Mac. No me llamo Mac, nunca nadie me había llamado Mac.
"¿Qué ocurre, eh, eh? ¿Whats?", se exasperó el gordo. Escupía en cada "s".

Entonces el otro hizo la forma de una tijera con los dedos de la mano derecha, la acercó al índice de la mano izquierda y, "Zziip", dijo. "¿Se entiende? Zziip", repitió. Hizo descender su dedo, zumbando y trazando círculos en el aire como una mosca, hasta que "poc", lo dejó inerte en el piso. Bastante gráfico.

(Continuará...)