13 marzo, 2008

15. PEQUEÑO DIALOGO NOTURNO

Naturalmente el Pulpo censuró mi entrada anterior, en donde cuento cómo roba, abre y contesta correspondencia ajena. Sostiene que es una invasión de su privacidad.
Ustedes dirán: se supone que éste es mi blog y que puedo escribir lo que quiero. Sin embargo no soy tan libre como parece. Realmente no sé para qué estoy acá.
—¿Pero no es ese el sentimiento que nos da la vida… la vida misma…? —dice el Pulpo mientras intenta despegarse una inmundicia de abajo de la uña—. Para qué estamos, ¿no? Haceme un café si eso te hace sentir mejor. (Todos sabemos que el Pulpo no toma café, sólo mate. Pide para encimarme, acorralarme, mantenerme bajo su yugo).
—No — me defiendo—. Quise decir: para qué sigo acá con vos. El blog ni siquiera tiene mi nombre. Tiene el tuyo. Me voy.
— Es que “Pulpo” es fácil de recordar —se apresura—. Es un camino al éxito.
—¿Pero por qué con doble ‘p’, entonces?¿Por qué pulppo.blogspot.com?
—Para que no sea tan fácil de recordar. El éxito total es un fracaso. Si todo el mundo te acepta, algo anda mal. Molestar es necesario, vivir no tanto. Sólo cuando sabemos que a alguien no le gusta lo que hacemos podemos empezar a estar seguros de nuestra victoria… Que las victorias sean pasajeras es otro tema… No me gusta esta última oración. Queda mejor terminar con “…seguros de nuestra victoria”. Borrá el resto.
—Pensé que estábamos dialogando, nada más.
—No, estamos creando la ilusión de un diálogo, que es distinto. Borrá.
—No.
—Borralo, te digo.
—Nop.
—Escuchame una cosa. No te estoy dando una alternativa. Deleteameló right now.
—Pulpo, sos insufrible.
—No. Soy irrebatible.
—Deberías ser aniquilado.
—Sería endiosado.
—¿Sabés qué voy a hacer? Voy a dejar de escribir en este instante. Vas a dejar de existir.
—Mac, lo tuyo es patetíc. Yo no puedo dejar de exis

No hay comentarios: