21 marzo, 2008

17. ¿CUANTO SABE USTED DE ANTROPOLOGIA?

Este es un artículo que encontré mientras navegaba, qué digo, naufragaba en el website de Columbia University. Es interesante porque habla sobre el estado actual de la antropología norteamericana y los estudios a los que se aplica. Estuve intentando volver a encontrarlo y me fue imposible. Supongo que lo sacaron del "online". Según el Pulpo, nunca existió, lo cual me hace sospechar que él sabe exactamente dónde fue a parar. Por suerte lo había copiado.

Lo doy en tres partes para que no se haga tan largo. No tiene desperdicio.

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Unas palabras acerca del avance de las ciencias antropológicas, por el Dr. Julian Branson Jr. (Traducido al castellano por Adelfasio Wagner von Bonn).

[Nota: quienes quieran más información acerca del Dr. Julian Branson Jr. pueden revisitar el capítulo 10 de este mismo Blog].

Estas palabras introductorias fueron leídas ayer por el Dr. Branson, en una reunión celebrada en homenaje al Doctor Enzo Taddeus, Antropólogo y Humanista, reunión a la que nadie asistió, ni siquiera el homenajeado. En realidad la celebración fue postergada hasta el siguiente viernes (fecha en la cual Taddeus dará a conocer los resultados de sus últimas investigaciones), pero el Dr. Branson, según manifestó, "decidió" equivocarse a propósito para demostrar la tesis desarrollada en su nuevo libro "Mistaken Mistakes. How to err properly" (“Equivocaciones quivocadas. Cómo errar apropiadamente”, Miskatonic Press, 2008) según la cual, si el tiempo y el espacio son relativos, entonces las celebraciones también. "Además, yo festejo cuando me da la gana", agregó.

El Dr. Branson cenó carré de cerdo con papas y tres copas de vino tinto. Solo.

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Universidad de Columbia, Nueva York, por el Dr. Julian Branson Jr.

A lo largo de toda la mañana, de toda la tarde y de todo el día, se me ha perseguido fastidiosamente para que escriba unas palabras conmemorativas para la ocasión, a lo cual accedo y procedo con enorme placer. Me ha sido comunicado que el señor Enzo Taddeus finalmente ha concluido con honores la serie de observaciones y experimentos a los que le ha dedicado buena parte de los últimos, extensos, trabajosos, arduos y productivos días de esta semana. Lo primero, en todo caso, es felicitar al Dr. Taddeis y decirle que, sean cuales sean sus observaciones, espero que le aprovechen. Pero, fiel a mis principios éticos, morales y gnoseológicos, no puedo desperdiciar la ocasión de este festejo para, a la vez —y siempre con mi copa alzada en la mano—, intentar corregir un puñado de nociones insidiosas que han rondado los claustros estos últimos años.

"Veritas veritatis", como tengo grabado en el forro interno de mi pantalón. Y digo ésto, y lo reafirmo, acompañándolo con la siguiente verdad, que la Academia suele olvidar: No hace falta tener un título para estudiar al hombre. A lo largo de mi carrera yo he estudiado muchos hombres (y, en los buenos tiempos, incluso algunas mujeres) y ninguno me pidió mis credenciales. Es cierto que los tiempos han cambiado, y que ahora los títulos no son tan fáciles de comprar como antes, pero no olvidemos que adentro, muy adentro y al fondo, de cada científico, hay un hombre que palpita, un hombre que indaga, un hombe que lucha por llegar al corazón de la materia. No hay que olvidar, entonces, que Enzo Taddevich no es un doctor en cualquier cosa, sino en aquello de lo cual la humanidad saca su máximo beneficio. El Dr. Taddellio es, ante todo, un antropófago.

Hay varios trabajos a los que Taddelli debe su fama.

El primero es su deconstrucción del estudio titulado "La Violencia en el Fútbol Argentino", de Godda M. Harriedson, una fulminante pero valerosa respuesta que le valió a este último su expulsión de la cátedra de “Estudio de las Masas” de la Universidad de Harvard. Desde el primer párrafo, el Dr. Tadelus demuestra la precisión de su pensamiento, su constante cuestionamiento del mundo: “Digo yo: ¿Qué violencia?¿Qué fútbol?¿Dónde? Harriedson asume demasiadas cosas y nunca se toma el trabajo de explicarnos qué cosa es un "argentino", algo que sólo puede existir en la bochornosa imaginación de un autodidacta.”

Su segunda publicación vino a traer solaz y respuesta a uno de los temas más apremiantes de la ecología actual. El libro se titula "El Problema del Agua en el Mundo". Con su lógica irresistible y cristalina, casi sin esfuerzo evidente, Taddeki da en el blanco: El verdadero problema son los tiburones.

Es posible que los temas del agua y de la violencia, por ser tan raros, hayan cautivado la atención del público lector. Pero aquél que no se detiene en la superficie de las cosas, aquél que no compra libros porque la contraportada muestre la foto de un escritor hermoso, sabe reconocer en los detalles la punta del iceberg de una personalidad avasallante. Y ese es el caso con el Dr. Taddeus. Yo sostengo, yo afirmo, yo impongo, la necesidad de leer todo el corpus de la obra Taddeiana para tener una visión total del hombre y sus verdades. Querría repasar brevemente el resto de los trabajos de Taddegni y evitar así la injusticia de que queden "per omnia saecula pedorrarum" (Nota del Traductor: En lengua vulgar, "perdidos por un montón de tiempo").


(continuará…)

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